Un fósil muy bien conservado del pez tetrápodo ‘Ventastega curonica’, que vivió hace más de 300 millones de años, aporta nuevas claves para comprender cómo fue la transición de los animales acuáticos a los terrestres, según un estudio publicado por la revista científica británica ‘Nature’. Un equipo de la Universidad de Uppsala (Suecia) ha descrito el cráneo, los huesos del hombro y una parte de la pelvis del ‘Ventastega’ fosilizado, descubierto en un yacimiento de Letonia.
Esta especie tiene el cráneo como el de un primitivo tetrápodo, pero sus proporciones son más parecidas a las de un pez y su mandíbula está a medio camino entre ambos. El ‘Ventastega’ ya ha experimentado cambios en la forma de la cabeza con respecto a sus antepasados, con los ojos y el morro más grande y un cráneo que empieza a encoger.
Esta especie tiene el cráneo como el de un primitivo tetrápodo, pero sus proporciones son más parecidas a las de un pez y su mandíbula está a medio camino entre ambos. El ‘Ventastega’ ya ha experimentado cambios en la forma de la cabeza con respecto a sus antepasados, con los ojos y el morro más grande y un cráneo que empieza a encoger.
Los científicos aseguran que esta especie ocupa el hueco morfológico evolutivo entre el pez de aletas lobuladas ‘Tiktaalik’ y los primitivos tetrápodos, como ‘Acanthostega’ e ‘Ichtyostega’. Según el equipo investigador, este estudio constata que estos animales se diversificaron mucho antes de lo pensado y ayuda a reconstruir la secuencia de eventos que fue haciendo posible esta evolución animal.
La evolución de animales vertebrados acuáticos a terrestres ocurrió durante el último periodo Devoniano, hace 380 a 360 millones de años, y requirió muchos cambios fisiológicos y morfológicos. En los 20 últimos años, los científicos han comenzado a unir piezas para saber cómo ocurrió esta transición aunque los avances son lentos debido al mal estado en el que se encuentran los fósiles, a menudo hechos añicos
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