(NC&T) La investigación muestra que se puede encontrar una señal distintiva de nitrato y amoníaco en núcleos de hielo relacionados con supuestos impactos. Aunque anteriormente los niveles altos de nitrato ya se habían vinculado con impactos espaciales, nunca antes los científicos habían visto los aumentos de amoníaco atmosférico como indicadores de tales impactos.
Melott estudió dos posibles explosiones atmosféricas cometarias junto con Brian Thomas (Universidad Washburn), Gisela Dreschhoff y Carey Johnson (ambos de la Universidad de Kansas).
En Junio de 1908, una enigmática explosión sacudió Siberia central, en Rusia; la catástrofe se llegó a conocer internacionalmente como el "Evento de Tunguska". Una expedición tiempo después descubrió que, en kilómetros a la redonda del epicentro de la explosión, los árboles habían sido derribados y quemados por el estallido. Hoy, los científicos comparten mayoritariamente la idea de que la devastación de Tunguska fue causada por un objeto celeste (de tipo cometario o asteroidal) que entró en la atmósfera de la Tierra, provocando una explosión en el aire. Unos 13.000 años antes, un suceso considerado por algunos investigadores como un impacto extraterrestre provocó el inicio de una pequeña era glacial y extinciones a gran escala en Norteamérica. El "Evento de Younger Dryas", como se le conoce, coincidió con el final de la cultura Clovis.
Melott y otros investigadores examinaron datos provenientes de núcleos de hielo extraídos en Groenlandia para comparar la química de la atmósfera durante los eventos de Tunguska y Younger Dryas. En ambos casos, el grupo de Melott encontró pruebas de que el proceso de Haber-Bosch (por el cual una reacción de fijación de nitrógeno produce amoníaco) pudo haber ocurrido a gran escala.
Un cometa que entra en la atmósfera provoca una gran onda de choque de alta presión; 6.000 veces la presión del aire. Bajo tales condiciones, es posible la generación de amoníaco. Además, el cometa de Tunguska, o algunos fragmentos de él, aterrizaron en un pantano; y el objeto de Younger Dryas presumiblemente golpeó una capa de hielo, o al menos parte de éste lo hizo. De modo que en ambos casos debió haber bastante agua para que se produjera el proceso de Haber-Bosch.Los autores del nuevo estudio piensan que la manera más simple de explicar la señal de amoníaco característica en los impactos de ambos objetos es el proceso Haber-Bosch. Los cometas se hunden en la atmósfera en presencia de bastante agua y se obtiene nitrato y amoníaco, que es lo que muestran ambos núcleos de hielo.
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